Tercer Trimestre
- Ana Karla Garza

- 16 sept
- 3 Min. de lectura
Dormir una noche entera desde ahora comienza a verse algo ilusorio, más que un reto, una fantasía.
Los litros de agua que ingiero a lo largo del día, la posición recomendada por los expertos (de ladito izquierdo), el dolor de hombro ,la aceleración del ritmo cardiaco, las hormonas y los movimientos de Luka, hacen que tener un sueño reparador sea complicado.
Hay que levantarse, tener buena actitud, hacer ejercicio, hacer el desayuno, asistir a las juntas de cada mañana, escuchar, escuchar y escuchar, hablar con clientes, checar correos, resolver problemas, sentirse bien, responder llamadas, Repeat Repeat Repeat. Quedan pequeños espacios que reservo para opacar el bienestar, por lo regular en las noches, cuando puedo explotar y dejarme sentir débil o por lo menos, no lo suficientemente fuerte que aparento ser y estar durante esos días en la oficina o con mi familia, que resultan ser también mis socios y colegas.
A veces sola, aveces acompañada, la intención es dejar que los sentimientos fluyan, los buenos y los no tan buenos. He comprendido que hay que hablar y expresarse, solía guardarme emociones hasta que, a raíz de eso mi intestino se enfermó y me generó un problema que se volvió crónico.
La fecha de parto se ve cada vez más cerca y los planes han cambiado. Ahora en Austin TX y entrevistándome con las posibles midwifes o parteras que podrán auxiliarme durante mi parto.
También tengo una doula, ella si habla español. Preferí conectar con alguien que hablara el mismo idioma que yo; Gaby es gringa pero sus padres son de Puerto Rico y como segundo idioma tiene el español.
Entiendo que, aunque mis planes sean tener un parto natural, podrían no darse las circunstancias para ello. ¡Haremos el esfuerzo! Y en unas semanas más veremos…
Muchas cosas han pasado desde mi última publicación: falleció un tío muy querido, se accidentó mi abuelo, me he comprometido, cumplí años, tuve tres baby showers, nos deshicimos de algunos activos de la empresa y me encuentro con un asunto ante el SAT.
Me mantengo activa, en cuerpo, mente y alma. Hago ejercicio, trabajo, leo. Doy gracias, muchas gracias.
Tic Tac. Tic Tac. El reloj comienza su cuenta regresiva, me encuentro en mi semana 34 y ya tengo una lista de artículos y gadgets que necesito y/o que recomiendan comprar para la gran llegada. Estoy a 6 semanas de que mi vida cambie 360°. ¿Estaré lista?
Las emociones están a tope, ya no hay marcha atrás, se que se avecina una mejor versión de mi, una hasta hoy desconocida. Pero a mí me gustaba mucho quien era antes, ¿qué tantos restos de mi Yo quedarán después de Luka? Qué locura pensar que yo misma decidí estar en esta posición.
Veía un video en redes sociales de una mujer expresando su queja de lo difícil que es tener un hijo después de los 40, argumentando que sobrellevar la etapa de la menopausia es complicadísimo teniendo un hijo adolescente. Contra el tiempo nadie, pero supongo o quiero pensar que como todo, hay forma de manejarlo y que cada quien habla desde su experiencia. De cualquier modo sería muy estresante preocuparme hoy por lo que aún no pasa.
Ya empiezo a extrañar los viajes y los eventos de trabajo. He sentido culpabilidad por estar menos activa laboralmente. Me he dedicado más a mí y está bien. Los humanos -algunos- tenemos la mala costumbre de culparnos por lo que sale mal, y poca tendencia a reconocernos cuando algo hacemos bien-
El reloj sigue corriendo, las semanas avanzan, y yo siento que mi corazón late al ritmo de dos. No sé quién seré después de Luka, pero sé que la versión que nazca conmigo será tan nueva como la vida que hoy crece en mí.
Life is what happens when you are too busy making plans - John Lennon.







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