Metamorfosis

Creí no ser buena para meditar o practicar mindfulness. Me descubrí presente en el momento y en mi respiración mientras hacía ejercicio: un día corriendo 30 minutos, otra ocasión en la clase de pilates.

Me gusta la persona en la que me estoy convirtiendo: más consciente, más presente. Hago mis actividades diarias con mayor cuidado, con atención, sin prisas.

Despierto por las mañanas y ya no hay manera de pasar por alto que un bebé crece dentro de mí. Me lo recuerda antes de dormir, al amanecer y después de ingerir algún bocado.

¿Cuántas veces hemos escuchado que el cuerpo humano es la máquina perfecta y la más compleja?

Estoy asombrada por la transformación de los cuerpos de nosotras, las mujeres. Lo que vemos a simple vista es apenas una mínima parte de los profundos cambios que ocurren por dentro.

Me alegra estar viviendo mi metamorfosis.

Estoy aprendiendo la importancia de alimentarme sanamente, no solo por mí, sino por un tercero. Las grasas malas y el alcohol dañan el desarrollo cognitivo del bebé. Su ADN se va formando por aquello que ingiero, aún antes de nacer.

También me preocupa el futuro. Durante mucho tiempo me identifiqué con la película Lion, del director Garth Davis. ¿Cómo olvidar la escena en la que el hijo de Nicole Kidman le reclama haberlo adoptado? Y la grata sorpresa de escuchar su respuesta: que decidió adoptar como un acto de buena fe y bondad, para regresarle al mundo un poquito de lo mucho recibido, mejorando la vida de otro ser humano, en lugar de engendrar uno propio.

Mis respetos a quienes adoptan, crían, forjan y brindan esperanza a niños que carecen de oportunidades.

Es una forma de ser recíproco con el mundo. Un mundo que hoy llora y pide ayuda a gritos. Contaminación, calentamiento global, sobreproducción y un... ¿exceso de población?

La tasa global de nacimientos ha disminuido drásticamente en los últimos años. ¿Y entonces?

El problema radica en nuestro modo de vivir. El consumismo está acabando con la raza humana.

Mientras una vida crece dentro de mí, me pregunto qué mundo le espera.

Mi presente está claro. Vivo sin joder al prójimo, soy responsable de mis actos y tengo un profundo deseo de transformar la realidad.

¿Y el tuyo?