Si canta como si parla
- Ana Karla Garza
- 9 jul
- 3 Min. de lectura
“Tenía nueve años y estaba al frente del patio, con el himno nacional retumbando en mi garganta y los ojos de toda la escuela sobre mí. Desde entonces, supe que cantar era algo que me hacía sentir viva.”
Con la voz pasa lo mismo que con los músculos: si no los trabajas se atrofian con el tiempo. Así me pasó, y no porque hubiera perdido mi voz, sino porque mi capacidad de canto se limitó a lo aprendido y a tratar de sonar entonada en mis canciones favoritas.
Se abre el telón
Ese gusto por expresarme no se quedó solo en el canto. Años después, me animé a explorar otra forma de arte: el baile.
Ingresé a una academia de danza para moverme y pasar un buen rato, tenía toda la intención de aprender jazz, pero el único horario que se ajustaba a mis tiempos era el del reggaetón, sin importarme que le tiraba hate a ese género, me lancé sin pensarlo y disfruté cada clase, cada movimiento y el reto que era aprenderme los pasos para bailar al unísono con mis compañeras en el festival de navidad en el teatro en Gómez Palacio.
Después participé en un pequeño festival de Halloween. Mi papel fue actuar como Bellatrix. Fue increíble la sensación de convertirse en otra persona; la facilidad de emular una risa de bruja hizo que me ganara el papel y la caracterización física, creo, me quedó muy bien. En esta ocasión, tuve que aprenderme un par de líneas para el show.
Recientemente volví a pisar un teatro y fue para interpretar “Help” de los Beatles con un grupo musical donde retomé mis clases. The Beatles es uno de mis grupos favoritos en la historia y fue muy inspirador participar en su tributo. Increíble, pero cierto: el escenario me intimidó más de lo que esperaba, olvidé parte de la letra y confundí las estrofas principales.
Softskills
Durante la pandemia, me integré a un grupo de Toastmasters, que, entre muchas cosas, me enseñó a mejorar mi dicción, reducir mis muletillas y tener mayor seguridad al hablar en público. (Me sigue poniendo muy nerviosa hablar en público, pero la práctica hace al maestro).
Hace un par de semanas conocí a un maestro de canto que se especializa en canto / ópera italiana. De ahí la frase que da título a mi artículo “Se canta como se habla”. Me pareció que el autor de la frase aún está en duda. Lo grandioso de la frase se encuentra en su significado: debemos dejar que la voz fluya desde adentro, en su forma más natural, cantar como hablamos, enfocándonos en tener una buena dicción y una excelente postura.
El problema reside en que, a todos, desde que somos niños, se nos enseña a modular nuestra voz, a hablar sin gritar, a bajar el tono, como parte de nuestra adhesión a la sociedad. Esto nos puede generar inseguridades y otros problemas a futuro.
Me di cuenta también de lo importante que es la respiración diafragmática, no solo porque es básica para el canto sino porque es y será un elemento crítico para la hora del parto (el diafragma es un espejo del músculo pélvico).
Este tipo de respiración es literalmente cuando al inhalar aire, inflas tu estomago como un globo, expandiendo tus costillas. En mi caso -y que no suene a queja- mi mamá me enseñó a “meter la panza” desde niña y gracias a eso tengo unos abs (o tenía) de envidia. Pero esto provocó que mis inhalaciones fueran enfocadas a llevar el aire a mis pulmones y a mantener comprimido el estómago.
Hoy, practico el método natural para respirar (como lo hacen los bebés) y retomo las clases de canto, no solo por mi interés en mejorar mi performance en el karaoke, sino para expresarme mejor con las personas que me rodean.
Un último dato curioso, yo tenía tendencia a trabarme y hasta tartamudear cuando hablaba pues me aceleraba. Conseguí controlarlo colocándome un lápiz en la boca, debajo de la lengua y hablando a solas.
La vida se trata, sí, de aceptarnos, atrevernos, reinventarnos, pero también de analizarnos, reconocernos y mejorar, siempre mejorar.

Comments